Analgésicos
Los analgésicos recetados son medicamentos potentes que interfieren con la transmisión del sistema nervioso de las señales nerviosas que percibimos como dolor. La mayoría de los analgésicos también estimulan partes del cerebro asociadas con el placer.

La oxicodona tiene el mayor potencial de abuso y los mayores peligros. Es tan potente como la heroína y afecta al sistema nervioso de la misma manera. La oxicodona se comercializa bajo muchos nombres comerciales, como Percodan, Endodan, Roxiprin, Percocet, Endocet, Roxicet y OxyContin. Se presenta en forma de comprimidos.
La hidrocodona se utiliza en combinación con otras sustancias químicas y está disponible en medicamentos analgésicos recetados en forma de comprimidos, cápsulas y jarabes. Entre sus nombres comerciales se incluyen Anexsia, Dicodid, Hycodan, Hycomine, Lorcet, Lortab, Norco, Tussionex y Vicodin. Las ventas y la producción de este fármaco han aumentado significativamente en los últimos años, al igual que su uso ilícito.
La meperidina (nombre comercial Demerol) y la hidromorfona (Dilaudid) se presentan en comprimidos y el propoxifeno (Darvon) en cápsulas, pero se sabe que los tres se trituran y se inyectan, se esnifan o se fuman. El Dilaudid, considerado ocho veces más potente que la morfina, se conoce a menudo en la calle como «heroína de farmacia».
Por qué son tan adictivos los analgésicos
Los analgésicos opioides producen una euforia de corta duración, pero también son adictivos.
El uso prolongado de analgésicos puede provocar dependencia física. El cuerpo se adapta a la presencia de la sustancia y, si se deja de tomar el medicamento de forma brusca, se producen síntomas de abstinencia. O bien, el cuerpo puede desarrollar tolerancia al medicamento, lo que significa que hay que tomar dosis más altas para conseguir los mismos efectos.
Como todos los fármacos, los analgésicos simplemente enmascaran el dolor para el que se toman. No «curan» nada. Alguien que intenta continuamente aliviar el dolor puede encontrarse tomando dosis cada vez más altas, solo para descubrir que no puede pasar el día sin el fármaco.
Los síntomas de abstinencia pueden incluir inquietud, dolor muscular y óseo, insomnio, diarrea, vómitos, escalofríos con piel de gallina (conocidos como «síndrome de abstinencia») y movimientos involuntarios de las piernas.
Uno de los riesgos graves de los opioides es la depresión respiratoria: las dosis altas pueden provocar una ralentización de la respiración hasta el punto de que se detenga y el usuario muera.
OXYCONTIN: La «heroína de los campesinos»
Debido a que reacciona en el sistema nervioso como la heroína o el opio, algunos consumidores abusivos están utilizando una marca de analgésico con oxicodona, OxyContin, como sustituto o complemento de opiáceos ilegales como la heroína.
Se han producido robos a mano armada en farmacias en los que el ladrón solo exigía OxyContin, no dinero en efectivo. En algunas zonas, especialmente en el este de Estados Unidos, OxyContin ha sido la droga que más preocupación ha suscitado entre las autoridades policiales.
Efectos mentales y fisiológicos de los analgésicos
• Estreñimiento
• Náuseas
• V ómitos
• Mareos
• Confusión
• Adicción
• Pérdida del conocimiento
• Depresión respiratoria
• Aumento del riesgo de infarto de miocardio
• Coma
• Muerte
Señales de advertencia de dependencia de analgésicos recetados
Los analgésicos más recetados (OxyContin, Vicodin, metadona, Darvocet, Lortab, Lorcet y Percocet), aunque alivian el dolor, también pueden hacer que el organismo de las personas empiece a «necesitar» los fármacos para sentirse «normal».
Aquí hay diez señales de alerta a las que hay que prestar atención si cree que alguien que conoce puede estar experimentando una dependencia de estas drogas:
1. Aumento del consumo: aumento de la dosis con el tiempo, como resultado de una mayor tolerancia a la droga y la necesidad de consumir más para obtener el mismo efecto.
2. Cambio de personalidad: cambios en la energía, el estado de ánimo y la concentración como resultado de que las responsabilidades cotidianas pasan a ser secundarias frente a la necesidad de consumir la droga.
3. Aislamiento social: alejamiento de la familia y los amigos.
4. Consumo continuado: consumo continuado de analgésicos después de que la dolencia para la que se recetaron haya mejorado.
5. Tiempo dedicado a obtener recetas: dedicar mucho tiempo a recorrer grandes distancias y visitar a varios médicos para obtener los fármacos.
6. Cambio en los hábitos diarios y la apariencia: deterioro de la higiene personal; cambio en los hábitos de sueño y alimentación; tos constante, secreción nasal y ojos rojos y vidriosos.
7. Descuido de las responsabilidades: descuido de las tareas domésticas y las facturas; faltar más a menudo al colegio o al trabajo por enfermedad.
8. Aumento de la sensibilidad: las imágenes, los sonidos y las emociones normales se vuelven excesivamente estimulantes para la persona; alucinaciones.
9. Desmayos y olvidos: olvidar acontecimientos que han tenido lugar y sufrir desmayos.
10. Actitud defensiva: ponerse a la defensiva y responder de forma agresiva a preguntas sencillas en un intento de ocultar la dependencia de las drogas, si los consumidores sienten que su secreto está siendo descubierto.
La metanfetamina suele presentarse en forma de polvo blanco cristalino, inodoro, de sabor amargo y que se disuelve fácilmente en agua o alcohol.
Se han observado otros colores de polvo, como marrón, amarillo grisáceo, naranja e incluso rosa. También se puede comprimir en forma de pastillas. Como se ha mencionado anteriormente, se puede esnifar, fumar o inyectar. La metanfetamina cristalina se presenta en forma de cristales transparentes y gruesos que se asemejan al hielo y se fuma con mayor frecuencia.
¿De qué está hecha la metanfetamina?
La metanfetamina es una sustancia química sintética (artificial), a diferencia de la cocaína, por ejemplo, que proviene de una planta.
Nombres callejeros de los analgésicos
Oxicodona
Nombre de marca:
OxyContin, Percodan, Percocet, Roxiprin, Roxicet, Endodan, Endocet
